VOLVER A POSTA DEMOCRATICA
La respuesta a estos embelecos es muy fácil. Basta con preguntarle a los agentes electorales oficialistas que tal digan: "No nos interesa saber lo que ustedes harían; mejor es que nos digan que han hecho". (Aplausos). Porque es ahora, cuando se acercan los comicios, que la Gobernación ha publicado una larga lista de decretos de obras públicas, tan larga y tan detallada como esas listas de servicios y de precios que elaboraban las lavanderías chinas (risas y aplausos). Obras, es bueno decirlo, que en buena parte estaban ya previstas y aprobadas en el presupuesto vigente, y las cuales no se habían iniciado por inercia gubernamental.
Además, sería interesante preguntarle a los candidatos del dueto, nacidos desde ya bajo la tutela de la Gobernación, si ellos estarán dispuestos a combatir el peculado y el desenfado manejo de los fondos públicos; si ellos auspiciarían o no una rigurosa contraloría municipal; si se van a empeñar a fondo en que los siete millones de bolívares de la Beneficencia Pública -extraídos del propio bolsillo popular por esa gigantesca máquina traganíqueles, que es la lotería- sirvan fundamentalmente para mejorar las condiciones realmente espantosas, desde el punto de vista de la pésima alimentación y de la falta de medicina, de los institutos asistenciales municipales. (Grandes aplausos). Y, por último, debe también preguntársele si estarían dispuestos a realizar una enérgica labor dentro del Concejo, a fin de que el porcentaje determinante de los ingresos del fisco municipal por concepto de impuestos y patentes, sean devueltos a la colectividad en forma de obras y servicios de utilidad general. (Aplausos).
Las elecciones de octubre y el 46
Otro tópico rozaré apenas, por lo avanzado de la hora: las elecciones de octubre, en función del 46.
Esta escaramuza electoral del mes próximo es un preludio de la batalla del 46 por la Presidencia de la República. Ha sido alentada dentro del P.D.V. la alianza electoral con los comunistas, -que no con los comunistas-, porque quienes han conducido a su base popular por las encrucijadas de la componenda y la politiquería no pueden llamarse igual que tanto heroico fusilero de Stalingrado (grandes aplausos); ha sido alentada esa alianza dentro del P.D.V., digo, por quien aspira a ser candidato indiscutido para la Presidencia de la República en el próximo período constitucional; y es parte de ese misterioso acuerdo la lucha contra todo aspirante a ese alto cargo que no sea el "gallo tapado", pero al cual se le están viendo, ostensiblemente, las espuelas ambiciosas y la cresta colorada (risas y aplausos). Prueba de eso que digo la suministra la más reciente entrega de "¡Aquí está!", semanario oficial de Unión Popular Venezolana, y la cual circuló ayer. Allí se ataca, en forma agresiva, al doctor Aurelio Arreaza y al doctor Manuel Egaña, ex-Ministro de Hacienda, el primero, del gobierno Medina Angarita y Presidente, el segundo, del Congreso Nacional, ambos dirigentes pedevistas muy destacados, por una campaña suya en el oriente de la República, supuesta o cierta, en favor de la candidatura presidencial del General López Contreras.
A este respecto, nuestro Partido Acción Democrática, puede decir con palabra sonora y clara, que no ha adquirido compromisos políticos, ni directa ni indirectamente, para apoyar en el 46 la candidatura de López Contreras, la candidatura del doctor Arturo Uslar Pietri, ni la de ningún otro posible candidato oficialista. Y, precisamente, uno de los grandes objetivos de esta lucha comicial de octubre, proyectables hacia un inmediato futuro nacional, es el de que el pueblo demuestre su capacidad para repudiar a cualquier jefe de Estado que se le quiera imponer, (aplausos), sea cual fuere el reducto donde se incube esa candidatura de imposición, (prolongados aplausos).
Lucha de ideas y principios, y no de personalismos
La campaña electoral contra nuestro partido se está dirigiendo en una forma agresivamente personalista.
Y yo quiero hacer desde esta tribuna, a nombre de Acción Democrática, un llamado cordial, para que el debate eleccionario gire en tomo a ideas, a principios, a programas, a actitudes políticas, y no se desgarite hacia el terreno del subalterno personalismo.
Este llamado no va dirigido a la prensa directamente subvencionada por el oficialismo. En estos ganapes, insultar, difamar y mentir es la única forma, si no honorable por lo menos pasablemente lícita, de llevar el pan a sus hogares. (Aplausos, risas).
Este llamado va dirigido a la prensa upevista, y muy especialmente a su diario de choque: "El Nacional".
Que dejen eso de estar calificando de Doriots a hombres de nuestro partido, lanzándoles al rostro un epíteto infamante, porque a las primeras de cambio vamos a citar el nombre del intelectual venezolano a quien se expulsó en 1936 de un partido democrático por sus actividades doriotistas contra el movimiento popular. (Aplausos). Que dejen eso de estarnos acusando de andar de braceros en especuladores y hambreadores del pueblo, porque en la punta de la lengua tenemos el nombre del con-dueño de ese diario y propietario de veinte mil acciones en la compañía productora y distribuidora de luz eléctrica de Barcelona. La Junta Reguladora de Precios de la capital de Anzoátegui, ejerciendo de manera saludable el intervencionismo del Estado, rebajó las tarifas de esa empresa de Bs. 1 a sesenta céntimos el Kilovatio-hora. Movió la empresa sus resortes en Caracas, y el Ministerio de Fomento echó por tierra la saludable medida. ¡Bonita manera que tienen estos apóstoles del proletariado de contribuir a mejorar las condiciones de vida del pueblo venezolano! (Aplausos).
“A vencer”
Concluyo incorporando aquí el recuerdo de un momento estelar de nuestro hermoso pasado histórico. En Pativilca estaba el Libertador, moribundo casi, víctima de terrible insolación. Hasta su lecho se le acercó don Joaquín Mosquera para interrogarle sobre su próximo objetivo; y contestó, con la voz metálica, brillándole inusitadamente los ojos ya vidriosos del preagónico: -Vencer.
Con esa sola palabra breve, y comprometedora, contestamos nosotros a los tímidos que no conciben como nos atrevemos a enfrentarnos a una coalición donde conjúganse dinero abundante, recursos de poder y demagogia desenfrenada.
Vamos a vencer en las elecciones de octubre, duplicando cuando menos los votos que obtuvo nuestro partido en anteriores justas eleccionarias; y demostrando en la calle, la tribuna y la prensa -al frente del pueblo, integrados con el pueblo- cómo todas las asechanzas son impotentes para impedirle a una Nación la conquista de su derecho a una vida libre, decorosa y feliz. (Clamorosos aplausos).
*- Versión taquigráfica del discurso pronunciado en el mitin del Circo Metropolitano, el 21 de septiembre por Rómulo Betancourt, Secretario General del Partido Acción Democrática y candidato popular a concejal por San Agustín. Publicado en Acción Democrática Caracas, 23 de septiembre de 1944.
*- Imagen: Intervenció pública de Rómulo Betancourt en 1936. La primera tras regresar del exilio.
Conciudadanos, compañeros de partido, amigos o adversarios que con vuestra presencia habéis contribuido a darle cálida vibración humana a este acto de afirmación democrática, a todos, antes de comenzar, os envío un cordial saludo venezolano.
España y Venezuela
Escuchando al Dr. Simón Gómez Malaret, en su atinada alusión a las elecciones de España en abril de 1931, se perfiló en mi mente un impresionante paralelo histórico entre aquella histórica jornada política de la Península y la que cumplirá el pueblo venezolano en el próximo mes de octubre.
Las elecciones municipales españolas de abril de 1931 le costaron la corona al último Borbón, a aquel Rey botarata y autócrata que se llamó Alfonso XIII. A pesar de monárquicos y aristócratas controlaban todo el aparato electoral y de que carecía el electorado democrático, fue aplastante la mayoría de votos en favor de la República y de sus hombres. No le quedó otro camino al monarca felón que el de liar con propias manos y apresuradamente las maletas; y abandonar en son de fuga su palacio. No por la escalera principal, la de pasamanos dorados y alfombras de felpudo, sino por la escalerilla del servicio, la misma por donde a diario sacaba la basura el aseo urbano madrileño. (Aplausos).
Hay semejanzas y diferencias entre lo que sucedió en España en abril de 1931 y lo que debe suceder en Venezuela en octubre de 1944. Semejanzas porque allá, como aquí, una casta hegemónica e imperiosa dominaba sobre un país, conceptuándolo casi como motín en tierra conquistada (aplausos prolongados); y mientras a su partido, y a sus hombres, entregaba todos los recursos y todo los resortes del Poder, inclusive el aparato electoral, al pueblo y a sus organizadores los mantenían desdeñosamente al margen los organismos del Estado. (Aplausos). Diferencias porque aquí no está planteada actualmente la cuestión de pedir la dimisión de un gobernante, sino de enseñarle a un régimen, en forma tan clamorosa y enérgica como para que aprenda bien la lección, que Venezuela es una nación y no una tribu (aplausos); que Venezuela es una Nació y no una tribu la cual puede ser gobernada sin atender su criterio (aplausos). Y, además, que el pueblo venezolano arribado ya a su mayoría política no está resuelto a aceptar indefinidamente una democracia de remiendos y con cuenta-gotas, con resabios de autocracia y mandonería. (Grandes aplausos).
Oportunidad de este planteamiento
Este es el momento históricamente oportuno para darle a los corifeos del "presidencialismo" -versión remozada de la teoría del “Jefe Único”, que estuvo vigente en el país hasta el 17 de diciembre de 1935- esa lección ejemplarizadora. Es oportuno porque en los campos ensangrentados de tres continentes ha quedado definitivamente derrotada la tesis de los hombres providenciales. Aquí también en la incruenta batalla civil de los comicios, debemos demostrar como Venezuela cree, al igual de los pueblos en armas vencedores de los ejércitos de Hitler, Mussolini e Hirohito que la soberanía nacional reside en todos los hombres y mujeres de una patria, y la cual no puede ser realmente delegada sino en gobernantes escogidos mediante el sistema del sufragio directo, universal y secreto. (Aplausos).
Ahora bien, como somos políticos realistas y no fantaseadores; como no navegamos, como el profesor Piccard, por la estratosfera, sino que tenemos los pies sólidamente asentados sobre la ancha y la amada tierra venezolana, comprendemos cuáles son, y de cuál magnitud, las dificultades confrontadas para darle al régimen una alecionadora enseñanza en los comicios del próximo octubre. En forma esquemática -porque se ha prolongado excesivamente este mitin- enumeraré algunas de esas dificultades, diciendo de paso la forma como en concepto del Partido del Pueblo pueden ser superadas por la enérgica y organizada voluntad colectiva.
Un censo electoral amañado…
El primer escollo consiste en el cúmulo de fraudes, chanchullo y “avecinadas” que atesora el censo electoral. Ese censo fue hecho bajo el contralor (sic) de un solo partido: P.D.V., y en él son innumerables las dobles y triples inscripciones, los votantes paracaidistas trasladados "a juro" de una parroquia a otra (aplausos); y los habitantes del Cementerio General del Sur, a quienes con irrespetuosa irreverencia, se le ha rescatado de su definitivo sueño de las fosas para incorporarlos al censo en calidad de votantes-fantasmas. (Risas y grandes aplausos). Esta apreciación nuestra sobre tales censos, que es el mismo de la inmensa mayoría del pueblo venezolano, era públicamente compartido, hace apenas dos meses, por Unión Popular Venezuela, la organización que ahora anda de brasero en una de esas fugaces y amarteladas lunas de miel de los matrimonios de conveniencia (risas y aplausos) con el P.D.V., partido política y moralmente responsable de ese censo amañado. Unión Popular Venezolana, cuando se llamaba Unión Municipal y siendo entonces y hoy el Partido Comunista Venezolano, se pronunció el día 2 de julio de 1944, en manifiesto publicado por la casi totalidad prensa caraqueña y profusamente distribuido en hoja volante, por la nulidad de ese censo. He aquí un párrafo muy expresivo de ese manifiesto cuyo recuerdo debe estar en la memoria de todos los aquí presentes:
“Es imposible, dentro del mecanismo electoral venezolano, realizar una investigación a proiori sobre la normalidad de unas inscripciones que fueron fiscalizadas por juntas electorales integradas unilateralmente, con miembros de un solo partido político, y llegar a una comprobación satisfactoria de la normalidad del proceso investigado. Tal cosa imposible, aun cuando la investigación sea realizada por miembros de diversos partidos. Así mismo, no creemos justo que se limite la investigación al Distrito Federal y a algunos Estados, donde las elecciones están próximas. Se han denunciado irregularidades y deficiencias en toda la República y no sólo en el actual período de revisión, sino desde que se inició la formación del censo electoral, por lo cuál sería lógico proceder a la investigación en todo el territorio nacional y de todo el censo. Mas como no existe de forma de investigación a posteriori que conduzca a resultados satisfactorios, es evidente que se impone la anulación completa del censo electoral”.
España y Venezuela
Escuchando al Dr. Simón Gómez Malaret, en su atinada alusión a las elecciones de España en abril de 1931, se perfiló en mi mente un impresionante paralelo histórico entre aquella histórica jornada política de la Península y la que cumplirá el pueblo venezolano en el próximo mes de octubre.
Las elecciones municipales españolas de abril de 1931 le costaron la corona al último Borbón, a aquel Rey botarata y autócrata que se llamó Alfonso XIII. A pesar de monárquicos y aristócratas controlaban todo el aparato electoral y de que carecía el electorado democrático, fue aplastante la mayoría de votos en favor de la República y de sus hombres. No le quedó otro camino al monarca felón que el de liar con propias manos y apresuradamente las maletas; y abandonar en son de fuga su palacio. No por la escalera principal, la de pasamanos dorados y alfombras de felpudo, sino por la escalerilla del servicio, la misma por donde a diario sacaba la basura el aseo urbano madrileño. (Aplausos).
Hay semejanzas y diferencias entre lo que sucedió en España en abril de 1931 y lo que debe suceder en Venezuela en octubre de 1944. Semejanzas porque allá, como aquí, una casta hegemónica e imperiosa dominaba sobre un país, conceptuándolo casi como motín en tierra conquistada (aplausos prolongados); y mientras a su partido, y a sus hombres, entregaba todos los recursos y todo los resortes del Poder, inclusive el aparato electoral, al pueblo y a sus organizadores los mantenían desdeñosamente al margen los organismos del Estado. (Aplausos). Diferencias porque aquí no está planteada actualmente la cuestión de pedir la dimisión de un gobernante, sino de enseñarle a un régimen, en forma tan clamorosa y enérgica como para que aprenda bien la lección, que Venezuela es una nación y no una tribu (aplausos); que Venezuela es una Nació y no una tribu la cual puede ser gobernada sin atender su criterio (aplausos). Y, además, que el pueblo venezolano arribado ya a su mayoría política no está resuelto a aceptar indefinidamente una democracia de remiendos y con cuenta-gotas, con resabios de autocracia y mandonería. (Grandes aplausos).
Oportunidad de este planteamiento
Este es el momento históricamente oportuno para darle a los corifeos del "presidencialismo" -versión remozada de la teoría del “Jefe Único”, que estuvo vigente en el país hasta el 17 de diciembre de 1935- esa lección ejemplarizadora. Es oportuno porque en los campos ensangrentados de tres continentes ha quedado definitivamente derrotada la tesis de los hombres providenciales. Aquí también en la incruenta batalla civil de los comicios, debemos demostrar como Venezuela cree, al igual de los pueblos en armas vencedores de los ejércitos de Hitler, Mussolini e Hirohito que la soberanía nacional reside en todos los hombres y mujeres de una patria, y la cual no puede ser realmente delegada sino en gobernantes escogidos mediante el sistema del sufragio directo, universal y secreto. (Aplausos).
Ahora bien, como somos políticos realistas y no fantaseadores; como no navegamos, como el profesor Piccard, por la estratosfera, sino que tenemos los pies sólidamente asentados sobre la ancha y la amada tierra venezolana, comprendemos cuáles son, y de cuál magnitud, las dificultades confrontadas para darle al régimen una alecionadora enseñanza en los comicios del próximo octubre. En forma esquemática -porque se ha prolongado excesivamente este mitin- enumeraré algunas de esas dificultades, diciendo de paso la forma como en concepto del Partido del Pueblo pueden ser superadas por la enérgica y organizada voluntad colectiva.
Un censo electoral amañado…
El primer escollo consiste en el cúmulo de fraudes, chanchullo y “avecinadas” que atesora el censo electoral. Ese censo fue hecho bajo el contralor (sic) de un solo partido: P.D.V., y en él son innumerables las dobles y triples inscripciones, los votantes paracaidistas trasladados "a juro" de una parroquia a otra (aplausos); y los habitantes del Cementerio General del Sur, a quienes con irrespetuosa irreverencia, se le ha rescatado de su definitivo sueño de las fosas para incorporarlos al censo en calidad de votantes-fantasmas. (Risas y grandes aplausos). Esta apreciación nuestra sobre tales censos, que es el mismo de la inmensa mayoría del pueblo venezolano, era públicamente compartido, hace apenas dos meses, por Unión Popular Venezuela, la organización que ahora anda de brasero en una de esas fugaces y amarteladas lunas de miel de los matrimonios de conveniencia (risas y aplausos) con el P.D.V., partido política y moralmente responsable de ese censo amañado. Unión Popular Venezolana, cuando se llamaba Unión Municipal y siendo entonces y hoy el Partido Comunista Venezolano, se pronunció el día 2 de julio de 1944, en manifiesto publicado por la casi totalidad prensa caraqueña y profusamente distribuido en hoja volante, por la nulidad de ese censo. He aquí un párrafo muy expresivo de ese manifiesto cuyo recuerdo debe estar en la memoria de todos los aquí presentes:
“Es imposible, dentro del mecanismo electoral venezolano, realizar una investigación a proiori sobre la normalidad de unas inscripciones que fueron fiscalizadas por juntas electorales integradas unilateralmente, con miembros de un solo partido político, y llegar a una comprobación satisfactoria de la normalidad del proceso investigado. Tal cosa imposible, aun cuando la investigación sea realizada por miembros de diversos partidos. Así mismo, no creemos justo que se limite la investigación al Distrito Federal y a algunos Estados, donde las elecciones están próximas. Se han denunciado irregularidades y deficiencias en toda la República y no sólo en el actual período de revisión, sino desde que se inició la formación del censo electoral, por lo cuál sería lógico proceder a la investigación en todo el territorio nacional y de todo el censo. Mas como no existe de forma de investigación a posteriori que conduzca a resultados satisfactorios, es evidente que se impone la anulación completa del censo electoral”.
Posteriormente, como es de todos sabido, esa organización política encontró, nuevo Saúl, su camino de Damasco; y ahora ya no combate el fraude electoral, sino que está procurando aprovecharse de él (Grandes aplausos); ahora no lucha por la limpieza de un censo de votantes mañosamente elaborado bajo la tutela de un solo partido, el P.D.V., sino que se ha embarcado en la aventura de utilizar esos votos fraudulentos, amasados en una cocina de la cual era Avelino apenas un pinche secundario (Risas y aplausos), para pretender llegar como sobre andas al mullido regazo de cuatro curules municipales. (Aplausos prolongados).
Pero como contra siete vicios hay siete virtudes, al decir de los teólogos, el fraude puede y debe ser combatido vigorosamente. Mediante una enérgica campaña oral y escrita contra las trácalas de mala ley realizadas por los profesionales del chanchullo (aplausos). Investigando fraudes y denunciando públicamente a sus autores y co-autores, y acusándolos ante los tribunales del crimen, porque son reos de un repudiable delito, porque han pretendido robarse la buena fe ciudadana (aplausos). Creando una poderosa corriente de opinión encaminada a la reforma de la Ley Electoral y de Elecciones, en el sentido de que sea obligatoria la designación de representantes de todos los partidos políticos para todos los organismos electorales, desde el Supremo Concejo hasta las mesas parroquiales de inscripción (aplausos). Convenciendo a muchos empleados públicos obligados por sus superiores jerárquicos y contra sus íntimas convicciones, a inscribirse en varias parroquias, que sólo deben votar en una sola. Y por el candidato de sus simpatías, ya que a ellos no los paga un gobernante, sino toda la colectividad (aplausos); ya que ellos no son siervos amarrados por el estómago a la galera del incondicionalismo personalista, sino ciudadanos libres, que derivan decorosamente su sustento, trabajando al servicio de la colectividad, encarnada en el Estado (grandes aplausos). Y, por último realizándose una enérgica y bien ordenada campaña contra el abstencionismo. Por causa de los fraudes, y en algunos casos por culposa indolencia, es lo cierto que resulta enorme el porcentaje de ciudadanos ausentes de las urnas electorales. El 51 1/2% de los inscritos, es decir, más de la mitad, no concurrió a votar en las elecciones municipales del Distrito Federal de 1942. Hubo parroquias, como la Candelaria, en la cual de cada 100 ciudadanos inscritos sólo votaron 37. Esos votantes que se abstienen son, en su mayoría, de mentalidad independiente, de libre criterio y no inscritos en partidos políticos. Una activa labor, en la cual podría cooperar activamente la mujer venezolana con sus hermosos fervores, puede conducir a una votación plenaria en las elecciones de octubre. Hay que convencer a los abstencionistas de que no es rumiando en silencio sus protestas contra la inercia administrativa y las corruptelas de nuestra vida pública como van a contribuir a la lucha contra tales vicios. Sino expresando activamente, con el insuperable instrumento ciudadano del voto, su repudio a todas las taras que maculan y deforman la vida republicana de Venezuela. (Aplausos).
Dignidad contra dinero
Otro escollo en esta lucha de la limpieza contra el fraude, de la sinceridad democrática contra la simulación socarrona, es que nosotros somos, como organización, pobres en dinero; y nuestros contrincantes son Cresos nadando en la abundancia. Paladinamente confesó el otro día un jefe pedevista que contaba con ochenta mil bolívares la caja electoral de su partido; y además tendrán seguramente a su alcance los pedevistas y upevistas esa veta aurífera inagotable, esa alcancía tintineante de bolívares, que se llama el Capítulo VII. No estoy inventando nada, y si alguien dudare, aportaré un testimonio de excepción. Con su campechana ingenuidad de gobernante formado en la escuela de Juan Vicente Gómez, y ahora en trance de reeducarse políticamente en el reformatorio pedevista (risas y aplausos), dijo en Coro el General León Jurado ante auditorio numeroso de personas honorables, que él no había invertido ni un centavo del situado estadal en las elecciones de Lara, en 1943. Todo, todo lo gastado en esos trajines electoreros le había sido girado desde Caracas… (Aplausos). Será rica la escarcela del ducto pedevista-upevista; pero contra esa asechanza, tiene un invalorable recurso nuestro pueblo: su orgullosa dignidad.
(Aplausos). Y la dignidad no es un objeto de comercio, que puede ser llevado al mercado libre de las componendas vergonzosas, como quien merca una ristra de ajos, sino un alto, un trascendente valor ético. “Mande en su hambre” el pueblo venezolano -tal como lo hizo el campesino de Granada a que aludió también Gómez Malaret-; y no canjee jamás por un puñado de bolívares de turbio origen la primogenitura sagrada de su voto. (Grandes aplausos).
“No digan lo que van a hacer, sino lo que han hecho...”
Otro argumento se hará contra los candidatos del partido, y contra aquellos candidatos independientes que el partido auspicia y respalda.
Se dirá en las barriadas populares que al votar por los candidatos de la alianza abigarrada se elegirán munícipes presumidos desde ya del apoyo de la Gobernación, y aptos por lo mismo para conseguir obras públicas beneficiosas a la colectividad por ellos representada. Y que, en cambio, los concejales de la oposición, o independientes, no conseguirán ni agua en la Gobernación.
Pero como contra siete vicios hay siete virtudes, al decir de los teólogos, el fraude puede y debe ser combatido vigorosamente. Mediante una enérgica campaña oral y escrita contra las trácalas de mala ley realizadas por los profesionales del chanchullo (aplausos). Investigando fraudes y denunciando públicamente a sus autores y co-autores, y acusándolos ante los tribunales del crimen, porque son reos de un repudiable delito, porque han pretendido robarse la buena fe ciudadana (aplausos). Creando una poderosa corriente de opinión encaminada a la reforma de la Ley Electoral y de Elecciones, en el sentido de que sea obligatoria la designación de representantes de todos los partidos políticos para todos los organismos electorales, desde el Supremo Concejo hasta las mesas parroquiales de inscripción (aplausos). Convenciendo a muchos empleados públicos obligados por sus superiores jerárquicos y contra sus íntimas convicciones, a inscribirse en varias parroquias, que sólo deben votar en una sola. Y por el candidato de sus simpatías, ya que a ellos no los paga un gobernante, sino toda la colectividad (aplausos); ya que ellos no son siervos amarrados por el estómago a la galera del incondicionalismo personalista, sino ciudadanos libres, que derivan decorosamente su sustento, trabajando al servicio de la colectividad, encarnada en el Estado (grandes aplausos). Y, por último realizándose una enérgica y bien ordenada campaña contra el abstencionismo. Por causa de los fraudes, y en algunos casos por culposa indolencia, es lo cierto que resulta enorme el porcentaje de ciudadanos ausentes de las urnas electorales. El 51 1/2% de los inscritos, es decir, más de la mitad, no concurrió a votar en las elecciones municipales del Distrito Federal de 1942. Hubo parroquias, como la Candelaria, en la cual de cada 100 ciudadanos inscritos sólo votaron 37. Esos votantes que se abstienen son, en su mayoría, de mentalidad independiente, de libre criterio y no inscritos en partidos políticos. Una activa labor, en la cual podría cooperar activamente la mujer venezolana con sus hermosos fervores, puede conducir a una votación plenaria en las elecciones de octubre. Hay que convencer a los abstencionistas de que no es rumiando en silencio sus protestas contra la inercia administrativa y las corruptelas de nuestra vida pública como van a contribuir a la lucha contra tales vicios. Sino expresando activamente, con el insuperable instrumento ciudadano del voto, su repudio a todas las taras que maculan y deforman la vida republicana de Venezuela. (Aplausos).
Dignidad contra dinero
Otro escollo en esta lucha de la limpieza contra el fraude, de la sinceridad democrática contra la simulación socarrona, es que nosotros somos, como organización, pobres en dinero; y nuestros contrincantes son Cresos nadando en la abundancia. Paladinamente confesó el otro día un jefe pedevista que contaba con ochenta mil bolívares la caja electoral de su partido; y además tendrán seguramente a su alcance los pedevistas y upevistas esa veta aurífera inagotable, esa alcancía tintineante de bolívares, que se llama el Capítulo VII. No estoy inventando nada, y si alguien dudare, aportaré un testimonio de excepción. Con su campechana ingenuidad de gobernante formado en la escuela de Juan Vicente Gómez, y ahora en trance de reeducarse políticamente en el reformatorio pedevista (risas y aplausos), dijo en Coro el General León Jurado ante auditorio numeroso de personas honorables, que él no había invertido ni un centavo del situado estadal en las elecciones de Lara, en 1943. Todo, todo lo gastado en esos trajines electoreros le había sido girado desde Caracas… (Aplausos). Será rica la escarcela del ducto pedevista-upevista; pero contra esa asechanza, tiene un invalorable recurso nuestro pueblo: su orgullosa dignidad.
(Aplausos). Y la dignidad no es un objeto de comercio, que puede ser llevado al mercado libre de las componendas vergonzosas, como quien merca una ristra de ajos, sino un alto, un trascendente valor ético. “Mande en su hambre” el pueblo venezolano -tal como lo hizo el campesino de Granada a que aludió también Gómez Malaret-; y no canjee jamás por un puñado de bolívares de turbio origen la primogenitura sagrada de su voto. (Grandes aplausos).
“No digan lo que van a hacer, sino lo que han hecho...”
Otro argumento se hará contra los candidatos del partido, y contra aquellos candidatos independientes que el partido auspicia y respalda.
Se dirá en las barriadas populares que al votar por los candidatos de la alianza abigarrada se elegirán munícipes presumidos desde ya del apoyo de la Gobernación, y aptos por lo mismo para conseguir obras públicas beneficiosas a la colectividad por ellos representada. Y que, en cambio, los concejales de la oposición, o independientes, no conseguirán ni agua en la Gobernación.
La respuesta a estos embelecos es muy fácil. Basta con preguntarle a los agentes electorales oficialistas que tal digan: "No nos interesa saber lo que ustedes harían; mejor es que nos digan que han hecho". (Aplausos). Porque es ahora, cuando se acercan los comicios, que la Gobernación ha publicado una larga lista de decretos de obras públicas, tan larga y tan detallada como esas listas de servicios y de precios que elaboraban las lavanderías chinas (risas y aplausos). Obras, es bueno decirlo, que en buena parte estaban ya previstas y aprobadas en el presupuesto vigente, y las cuales no se habían iniciado por inercia gubernamental.
Además, sería interesante preguntarle a los candidatos del dueto, nacidos desde ya bajo la tutela de la Gobernación, si ellos estarán dispuestos a combatir el peculado y el desenfado manejo de los fondos públicos; si ellos auspiciarían o no una rigurosa contraloría municipal; si se van a empeñar a fondo en que los siete millones de bolívares de la Beneficencia Pública -extraídos del propio bolsillo popular por esa gigantesca máquina traganíqueles, que es la lotería- sirvan fundamentalmente para mejorar las condiciones realmente espantosas, desde el punto de vista de la pésima alimentación y de la falta de medicina, de los institutos asistenciales municipales. (Grandes aplausos). Y, por último, debe también preguntársele si estarían dispuestos a realizar una enérgica labor dentro del Concejo, a fin de que el porcentaje determinante de los ingresos del fisco municipal por concepto de impuestos y patentes, sean devueltos a la colectividad en forma de obras y servicios de utilidad general. (Aplausos).
Las elecciones de octubre y el 46
Otro tópico rozaré apenas, por lo avanzado de la hora: las elecciones de octubre, en función del 46.
Esta escaramuza electoral del mes próximo es un preludio de la batalla del 46 por la Presidencia de la República. Ha sido alentada dentro del P.D.V. la alianza electoral con los comunistas, -que no con los comunistas-, porque quienes han conducido a su base popular por las encrucijadas de la componenda y la politiquería no pueden llamarse igual que tanto heroico fusilero de Stalingrado (grandes aplausos); ha sido alentada esa alianza dentro del P.D.V., digo, por quien aspira a ser candidato indiscutido para la Presidencia de la República en el próximo período constitucional; y es parte de ese misterioso acuerdo la lucha contra todo aspirante a ese alto cargo que no sea el "gallo tapado", pero al cual se le están viendo, ostensiblemente, las espuelas ambiciosas y la cresta colorada (risas y aplausos). Prueba de eso que digo la suministra la más reciente entrega de "¡Aquí está!", semanario oficial de Unión Popular Venezolana, y la cual circuló ayer. Allí se ataca, en forma agresiva, al doctor Aurelio Arreaza y al doctor Manuel Egaña, ex-Ministro de Hacienda, el primero, del gobierno Medina Angarita y Presidente, el segundo, del Congreso Nacional, ambos dirigentes pedevistas muy destacados, por una campaña suya en el oriente de la República, supuesta o cierta, en favor de la candidatura presidencial del General López Contreras.
A este respecto, nuestro Partido Acción Democrática, puede decir con palabra sonora y clara, que no ha adquirido compromisos políticos, ni directa ni indirectamente, para apoyar en el 46 la candidatura de López Contreras, la candidatura del doctor Arturo Uslar Pietri, ni la de ningún otro posible candidato oficialista. Y, precisamente, uno de los grandes objetivos de esta lucha comicial de octubre, proyectables hacia un inmediato futuro nacional, es el de que el pueblo demuestre su capacidad para repudiar a cualquier jefe de Estado que se le quiera imponer, (aplausos), sea cual fuere el reducto donde se incube esa candidatura de imposición, (prolongados aplausos).
Lucha de ideas y principios, y no de personalismos
La campaña electoral contra nuestro partido se está dirigiendo en una forma agresivamente personalista.
Y yo quiero hacer desde esta tribuna, a nombre de Acción Democrática, un llamado cordial, para que el debate eleccionario gire en tomo a ideas, a principios, a programas, a actitudes políticas, y no se desgarite hacia el terreno del subalterno personalismo.
Este llamado no va dirigido a la prensa directamente subvencionada por el oficialismo. En estos ganapes, insultar, difamar y mentir es la única forma, si no honorable por lo menos pasablemente lícita, de llevar el pan a sus hogares. (Aplausos, risas).
Este llamado va dirigido a la prensa upevista, y muy especialmente a su diario de choque: "El Nacional".
Que dejen eso de estar calificando de Doriots a hombres de nuestro partido, lanzándoles al rostro un epíteto infamante, porque a las primeras de cambio vamos a citar el nombre del intelectual venezolano a quien se expulsó en 1936 de un partido democrático por sus actividades doriotistas contra el movimiento popular. (Aplausos). Que dejen eso de estarnos acusando de andar de braceros en especuladores y hambreadores del pueblo, porque en la punta de la lengua tenemos el nombre del con-dueño de ese diario y propietario de veinte mil acciones en la compañía productora y distribuidora de luz eléctrica de Barcelona. La Junta Reguladora de Precios de la capital de Anzoátegui, ejerciendo de manera saludable el intervencionismo del Estado, rebajó las tarifas de esa empresa de Bs. 1 a sesenta céntimos el Kilovatio-hora. Movió la empresa sus resortes en Caracas, y el Ministerio de Fomento echó por tierra la saludable medida. ¡Bonita manera que tienen estos apóstoles del proletariado de contribuir a mejorar las condiciones de vida del pueblo venezolano! (Aplausos).
“A vencer”
Concluyo incorporando aquí el recuerdo de un momento estelar de nuestro hermoso pasado histórico. En Pativilca estaba el Libertador, moribundo casi, víctima de terrible insolación. Hasta su lecho se le acercó don Joaquín Mosquera para interrogarle sobre su próximo objetivo; y contestó, con la voz metálica, brillándole inusitadamente los ojos ya vidriosos del preagónico: -Vencer.
Con esa sola palabra breve, y comprometedora, contestamos nosotros a los tímidos que no conciben como nos atrevemos a enfrentarnos a una coalición donde conjúganse dinero abundante, recursos de poder y demagogia desenfrenada.
Vamos a vencer en las elecciones de octubre, duplicando cuando menos los votos que obtuvo nuestro partido en anteriores justas eleccionarias; y demostrando en la calle, la tribuna y la prensa -al frente del pueblo, integrados con el pueblo- cómo todas las asechanzas son impotentes para impedirle a una Nación la conquista de su derecho a una vida libre, decorosa y feliz. (Clamorosos aplausos).
*- Versión taquigráfica del discurso pronunciado en el mitin del Circo Metropolitano, el 21 de septiembre por Rómulo Betancourt, Secretario General del Partido Acción Democrática y candidato popular a concejal por San Agustín. Publicado en Acción Democrática Caracas, 23 de septiembre de 1944.
*- Imagen: Intervenció pública de Rómulo Betancourt en 1936. La primera tras regresar del exilio.
*- Bibliografía: Rómulo Betancourt. Antología Política. Volumen tercero. 1941-1945. Editorial Fundación Rómulo Betancourt. Caracas. Venezuela. 1999